viernes, 9 de diciembre de 2016

Kirk Douglas y The Big Sky

Procuro ver The Big Sky, dirigida por Howard Hawks en 1952, al menos una vez al año. Es la película más estimulante y vitalista que conozco. Se trata de verdadera oda a la amistad -entre indios y blancos, pero también entre dos hombres enamorados de la misma mujer- que recrea la aventura de los pioneros que remontaron el río Missouri para abrir una nueva ruta comercial a principios del siglo XIX. En España se estrenó como Río de sangre, título absurdo para una historia que parece inspirada por El buen salvaje de Rousseau. De hecho, uno de sus protagonistas, Arthur Hunnicutt, se anticipa en cuarenta años al Kevin Costner de Bailando con lobos. Solo que Hawks filma a los indios como gente sencilla, orgullosa y primitiva, pero sin concesiones al paternalismo. En una hermosa escena, Hunnicutt rememora la belleza del Alto Missouri: “una tierra todavía sin contaminar por la avaricia del hombre blanco, donde hay montañas más altas que las nubes". Hunnicutt, que ha vivido con los indios que habitan en ese lugar remoto y salvaje, le cuenta su peripecia al fascinado cazador interpretado por Kirk Douglas, otro personaje de vida errante cuyo camino empieza y termina siempre en la frontera.



No es uno de los personajes más recordados de Douglas. Puede que sea normal en una filmografía que abarca cerca de cien películas y títulos tan célebres como Cautivos del malSenderos de gloria, Los vikingos o Espartaco. Douglas siempre ha sido un actor vigoroso, en permanente tensión, capaz de interpretar con la misma fuerza y credibilidad tanto al héroe (Ulises, La pradera sin ley, Espartaco) como al villano (Retorno al pasado, El gran carnaval). Nunca, sin embargo, actuó de manera tan relajada y contenida como en The Big Sky, donde compone uno de los antihéroes más puros que ha dado el cine de aventuras: suya es siempre la iniciativa y en su propio fracaso se encuentra el germen del éxito de la misión.

Kirk Douglas cumple hoy cien años. Felicidades por su centenario y por habernos hecho disfrutar de tantas y tantas horas de cine. Hoy volveré a ver The Big Sky y, si me queda tiempo, seguiré con 20.000 leguas de viaje submarino.

Carlos Guiñales


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